El asedio empezó en silencio, de madrugada. Hubo un corte de luz y de
agua. Después llegaron los gritos desde tierra. Al principio no se
entendían, después sí: eran insultos. Los marinos que cuidan la Fragata
Libertad en Ghana resistieron el miércoles un intento de desplazamiento
del buque hacia otra amarra ordenado por las autoridades del puerto de
Tema. Sacaron rifles. Siguieron los gritos. Las escaramuzas finalmente
se terminaron tras una gestión de la embajadora argentina en Nigeria,
Susana Pataro. Desde entonces los tripulantes hacen guardias armadas con
cierto vértigo.
El
Gobierno Nacional prepara ahora un relevo de los marinos de la Fragata
Libertad que empezará a organizarse esta semana. Los cuarenta y cuatro
tripulantes del buque volverán al país y serán reemplazados por
alrededor de cien que llegarían a Ghana justo en los días de diciembre
en los que la Justicia de ese país debe resolver una apelación
presentada por la Argentina.
El recurso busca terminar con la retención
del buque escuela de la Armada impulsado por un fondo buitre que le
reclama al Estado el pago de sus bonos.
Si la Justicia de Ghana
liberara hoy la Fragata Libertad, el barco no podría zarpar hacia la
Argentina porque hacen falta más que cuarenta y cuatro tripulantes para
poder hacerlo navegar por los océanos. Es por eso que se está preparando
el relevo.
Los marinos argentinos no salen de la Fragata Libertad
desde el domingo 28. Ya no quieren hacerlo. Ghana les resulta un
territorio hostil. Tiene las provisiones suficientes para varias
semanas. Habían tomado la precaución de levantar hace tiempo lo que se
llama “la planchada”, o sea, el puente que une el barco con tierra. La
única persona que subió en los últimos días fue la embajadora Pataro.
El puerto de Tema quiere mover el buque porque su detención perjudica el tráfico y genera una pérdida económica.
La vida de los tripulantes transcurre entre cuidados de la nave, las guardias, la búsqueda de noticias sobre su futuro.
Clarín
pudo saber que buena parte de los marinos quedaron defraudados con el
últimos discurso de la presidenta Cristina Kirchner. El viernes, el día
después de la protesta con movilización del 8N, la mandataria habló en
la Casa Rosada. Dijo que ella había sido “la Presidenta que más gastó en
la Fragata Libertad: 2007, 2008,2009 y 2010, 2011 y 2012, más de 69
millones de pesos y por eso puede navegar”. La mandataria también dijo
que el Gobierno iba a “recuperar” el barco. Esas palabras defraudaron a
un grupo importante de marinos que sienten indiferencia de parte de las
autoridades: “Somos nosotros y nuestras familias los que más estamos
sufriendo esta situación y nunca nos dan alguna palabra de aliento”,
dejó trascender uno de ellos. Su identidad es preservada porque teme
sufrir alguna represalia. El día que parte de la tripulación dejó el
barco para volver a la Argentina, los jefes le dijeron a su tripulación
que “por orden de la Presidenta” debían sumirse en el “hermetismo” para
que nada de lo que pasara en el buque trascienda a los medios.