sábado, 29 de septiembre de 2012

La Argentina ya tiene película para los Oscar

La Academia de Cine y Artes Audiovisuales de la Argentina eligió a Infancia clandestina, de Benjamín Avila, como la película que representará al país en la preselección de candidatas para el Oscar.

El filme protagonizado por Natalia Oreiro, Ernesto Alterio, Teo Gutiérrez Moreno y César Troncoso obtuvo 19 votos. Aventajó por uno a El último Elvis, de Armando Bo. Otro de los favoritos a priori, Elefante Blanco, de Pablo Trapero, sumó 14 votos. Y la comedia Dos más dos, ocho.

Infancia clandestina aborda el drama de la propia infancia del cineasta, a través de un niño que sufre la dualidad de mostrar una vida normal siendo hijo de militantes montoneros durante la contraofensiva de 1979, en plena dictadura militar.

El segundo filme de Avila está compitiendo en San Sebastián y fue presentado en la Quincena de los Realizadores del Festival de Cannes. Desde su estreno hace diez días, según datos de la consultora Ultracine, fue vista en el país por 29.475 personas.
La decisión de la Academia (votaron 83 de los 225 integrantes, casi el 40 por ciento) fue anunciada este mediodía en el Centro Cultural General San Martín.

Para la categoría de películas en idioma extranjero (esto es, para la Academia de Hollywood, no en inglés), hay dos filtros: en el primer corte quedarán sólo 10 títulos y en una segunda instancia se definirán los cinco nominados.

Las preguntas que molestaron a Cristina

El revuelo que causó Cristina Kichner a su paso el jueves por la Kennedy School de la Universidad de Havard seguía en llamas ayer entre la comunidad de argentinos que viven en Boston y también en Buenos Aires, donde kirchneristas y antikirchneristas se trenzaron en furiosas batallas a través de las redes sociales.
El disgusto de la Presidente con su disertación en Harvard quedó demostrado con su faltazo al cóctel que le tenían preparado tras su paso por el Forum, en el que los alumnos le preguntaron sobre temas comprometidos de los que no suele hablar en la Argentina como restricciones al uso del dólar, falta de autocrítica, libertad de prensa y aumento de su patrimonio, al igual que lo hicieron los estudiantes de la universidad de Georgetown, Washington, el miércoles.
El foro online de la Universidad, donde comenzó un debate de comentarios muy negativos sobre la mandataria, su gestión, la Argentina y Harvard por invitarla, y que Clarín publicó a principios de semana, había pasado de 100 a casi 1.000 escritos. Ello en sólo cinco días. Además, en diálogo de este diario con los estudiantes en Boston que asistieron al “Forum” -en el recinto caben hasta 700- Cristina dejó “una muy mala” impresión . Y si había opiniones adversas hacia la mandataria, estas se reforzaron. Lo mismo señaló el diario de Harvard. Un alumno sanjuanino que preguntó, salió llorando.
Otro indignado aseguró que desconocidos lo filmaban con un celular.
Nicolás Grosman es uno de los más activos argentinos de la Kennedy en Twitter. Ayer, contó que todos los presidentes que van a Harvard se “someten a las mismas preguntas” y que de hecho los argentinos la recibieron con menor antipatía que en su momento los chilenos a Sebastián Piñera. El mandatario transandino debió afrontar protestas callejeras. Cristina tuvo un puñado de caceroleros que aparecieron y desaparecieron. Grosman asegura que “la única que se enojó fue Cristina”, que según supo este diario también fue tratada del mismo modo quirúrgico que sus colegas.
Cristina sugirió varias veces que las preguntas que le hacían eran inducidas por alguien. Por eso insistía con lo de los papelitos. “Te vi leer la pregunta seguramente no tenés memoria para recordar”, le dijo a un chico de Venezuela que le había preguntado por la libertad de expresión en la Argentina.
El papelito es una regla , dijeron los estudiantes, porque siempre “ayuda” en situaciones de tensión como para ellos es entrevistar a un presidente. Ayer, en Facebook y Twitter, partidarios del gobierno buscaron demonizar la figura del joven Juan Maquieyra, que militaba para el PRO.
Consultada por este diario, la oficina de prensa de Harvard insistió con que a todos los mandatarios se los trata bajo el mismo formato de “preguntas sin filtro” y no “arregladas de antemano”. Dijeron no tener opinión sobre la disertación de Cristina porque lo que hacen es fomentar “un compromiso entre los estudiantes y las voces de los líderes mundiales”. Cristina no pudo ayer con su genio y, en Twitter, agradeció a la Universidad.