sábado, 25 de febrero de 2012

TBA al borde de perder la concesión

La plana mayor del Gobierno buscaba anoche una salida para la crisis de la tragedia de Once y analizaba la posibilidad de sancionar o rescindir la concesión del ferrocarril Sarmiento, en manos de TBA, debido a que existiría una cadena de incumplimientos de inversiones y de mantenimiento que tornaría insostenible la continuidad del Grupo Cirigliano.
Según pudo saber dentro de la Casa Rosada hay dos bandos enfrentados por esto. El ala política, más cercana a la Presidenta, promueve la urgente la ruptura del contrato con TBA. Del otro lado, el ministro de Planificación, Julio De Vido, aún resiste esa alternativa.
El obstáculo para sancionar o disolver al grupo concesionario es la estrecha relación que existe entre De Vido y los hermanos Claudio y Mario Cirigliano. Se trata de uno de los grupos empresarios que más negocios concentró con el Estado: controla TBA, el Grupo Plaza (líneas de colectivos), Lua (seguros), Emfersa (construcción de material ferroviario), Tatsa (carrocería de buses) o Cometrans (conversores para televisión digital).

Declaró el maquinista ante la justicia

Marcos Antonio Córdoba, el maquinista que conducía el tren que chocó el miércoles en la estación Once aseguró que intentó frenar dos veces, luego aplicó el freno de emergencia y los mecanismos no funcionaron. Eso dijo, según fuentes judiciales, ayer por la tarde cuando fue indagado en los tribunales de Comodoro Py por el juez federal Claudio Bonadio.
Córdoba está casado, vive en Moreno, no tiene hijos y su mujer está embaraza. Tiene su cara lastimada producto de que, por el impacto, se golpeó con el vidrio de la cabina de conducción. También tiene golpes fuertes en sus piernas, pero no fracturas.
Bonadio, que recién ayer, cuando le leyó cómo era el hecho por el que iba a ser indagado, imputó a Córdoba por el delito de “estrago culposo” (cuando no hubo intención de producir daño).
El fiscal del caso, Federico Delgado se opuso a la excarcelación de Córdoba porque “aún no podemos precisar los alcances de los hechos, su gravedad y menos aún el grado de responsabilidad de Marcos Antonio Córdoba”.
El delito por el que fue imputado ayer el maquinista está contemplado en el artículo 196 del Código Penal que señala: “Será reprimido con prisión de seis meses a tres años el que por imprudencia o negligencia o por impericia en su arte o profesión o por inobservancia de los reglamentos u ordenanzas, causare un descarrilamiento, naufragio u otro accidente previsto en este capítulo. Si del hecho resultare lesionada o muerta alguna persona, se impondrá prisión de uno a cinco años”. La segunda parte de ese artículo es la que le corresponde a Córdoba y a todos aquellos que puedan ser imputados en la causa.
El maquinista también aseguró que el día de la tragedia el mecanismo de freno había fallado parcialmente en la estación de Caballito, la anterior a Once. Y que debido a eso se había pasado unos metros del andén. Esa versión, según los investigadores, debe ser contrastada con lo que muestran las imágenes de los videos de seguridad del tren donde no se aprecia que el tren se hubiera pasado del andén.
Una de las versiones que hicieron circular extraoficialmente desde el Gobierno Nacional para sostener la tesis de que el accidente se produjo por un error humano, era que el maquinista podría haber estado hablando por teléfono o enviando mensajes de texto desde su celular. Ayer Bonadio lo interrogó acerca de ese posible hecho y el maquinista lo negó.

Apareció el cuerpo de Lucas y Once fue un caos

La familia de Lucas Menghini Rey, el joven de 20 años que fue hallado ayer muerto dentro del tren accidentado en Once, pidió "tranquilidad y paz" para despedirlo y solicitó que los ayuden "a hacerlo solos, entre quienes lo queríamos".

En un comunicado difundido esta mañana, los padres y las hermanas de Lucas manifestaron la necesidad de "respetar este momento tan sagrado" y adelantaron que "el próximo lunes leerán una carta para cerrar este capítulo".
La familia indicó que "vamos a despedirlo con una tristeza infinita, pero bañada por la luz que nos deja, y pasamos los días más difíciles de nuestra vida, y nos espera la soledad de no encontrar nunca más su sonrisa, esa que salía fácil, cercana y adorable".

Por eso, piden "con toda sinceridad y de corazón que nos ayuden a hacerlo solos, entre quienes lo queríamos. Dennos la tranquilidad de no tener que escondernos, de no tener que evitar las cámaras y de no tener que correr para subirnos a autos".
"Ninguna imagen vale violentar un momento tan sagrado. Entiéndannos", puntualizó la familia de Lucas.


 ONCE FUE UN CAOS



Los familiares y amigos de Lucas, que habían permanecido muchas horas sentados en ronda en el hall de la estación, acababan de irse, en silencio, destrozados. Pero en la zona de los molinetes la tensión continuaba: un grupo de unas cincuenta personas gritaba en contra de Cristina, del Gobierno, de la clase política en general.