El jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri, volvió hoy a acusar a la
Nación de propiciar el corte de habitantes de la villa 31 de Retiro
para perjudicarlo y acusó al Gobierno Nacional de haber convertido a la
Capital Federal en "La Ciudad de la Furia", por un reclamo que "no
corresponde".
En ese sentido, su ministro de Hacienda, Néstor
Grindetti, agregó que la protesta "fue una cosa preparada" para que "se
solucionara como si fuera algo mágico" con la llegada al lugar del nuevo
secretario de Seguridad nacional, Sergio Berni, a quien el gobernador
bonaerense, Daniel Scioli, elogió por su parte al definirlo como "un
hombre de acción" y dijo que con su intervención en el conflicto, "quedó
demostrada" su "capacidad de trabajo".
De la otra campana, Macri
respondía: "Todo es posible", al ser consultado sobre si la obstrucción
vehicular, que duró 12 horas a 150 metros del puerto de Buenos Aires,
pudo haber sido facilitada por el Gobierno para perjudicarlo. Y más
contundente, adujo: "La Policía Federal llega al lugar y, en vez de
ordenarles despejar el camino y hacerles cumplir la ley, custodia a
aquellos que están violando la ley. No hay reclamo que justifique que 20
ni 200 personas impidan que otros ciudadanos, en este caso miles,
concurran a trabajar".
"Yo me salvé porque estaba en 'Expoagro',
en Junín", enfatizó en diálogo con la radio. "La Ciudad de la Furia
sería, ¿no?", dijo utilizando el título de la canción de Soda Stereo
para referirse al trastorno de tránsito que provocó el bloqueo con el
que vecinos de la villa 31 volvieron a exigir al gobierno porteño dos
ómnibus escolares para niños de la villa que asisten a una escuela
pública del barrio de Belgrano.
Ayer, los ministros del gobierno
nacional acusaron a Macri de "no hacerse cargo" de los problemas de la
ciudad de Buenos Aires. Y desde el la Ciudad respondieron que lo exigido
por los vecinos del asentamiento "no corresponde", al considerarlo un
"capricho" y argumentar que se trata de "un servicio que no se tiene que
prestar", mientras que insistieron con que no iban "a responder" a lo
que definieron como una "extorsión".
A las 22 de ayer, el corte,
que había comenzado poco después de las 10, fue levantado tras el arribo
al lugar del flamante Seguridad nacional, Sergio Berni, quien dialogó
con los líderes de la protesta y los convenció de liberar la circulación
vehicular a cambio de interceder ante el gobierno porteño. El
funcionario, mano derecha de Nilda Garré, criticó a la administración
macrista y, en sintonía con otros funcionarios nacionales, acusó al
gobierno porteño de "no hacerse cargo" de la situación.