sábado, 10 de marzo de 2012

Macri y el Gobierno cada vez más enfrentados

El jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri, volvió hoy a acusar a la Nación de propiciar el corte de habitantes de la villa 31 de Retiro para perjudicarlo y acusó al Gobierno Nacional de haber convertido a la Capital Federal en "La Ciudad de la Furia", por un reclamo que "no corresponde".
En ese sentido, su ministro de Hacienda, Néstor Grindetti, agregó que la protesta "fue una cosa preparada" para que "se solucionara como si fuera algo mágico" con la llegada al lugar del nuevo secretario de Seguridad nacional, Sergio Berni, a quien el gobernador bonaerense, Daniel Scioli, elogió por su parte al definirlo como "un hombre de acción" y dijo que con su intervención en el conflicto, "quedó demostrada" su "capacidad de trabajo".
De la otra campana, Macri respondía: "Todo es posible", al ser consultado sobre si la obstrucción vehicular, que duró 12 horas a 150 metros del puerto de Buenos Aires, pudo haber sido facilitada por el Gobierno para perjudicarlo. Y más contundente, adujo: "La Policía Federal llega al lugar y, en vez de ordenarles despejar el camino y hacerles cumplir la ley, custodia a aquellos que están violando la ley. No hay reclamo que justifique que 20 ni 200 personas impidan que otros ciudadanos, en este caso miles, concurran a trabajar".
"Yo me salvé porque estaba en 'Expoagro', en Junín", enfatizó en diálogo con la radio. "La Ciudad de la Furia sería, ¿no?", dijo utilizando el título de la canción de Soda Stereo para referirse al trastorno de tránsito que provocó el bloqueo con el que vecinos de la villa 31 volvieron a exigir al gobierno porteño dos ómnibus escolares para niños de la villa que asisten a una escuela pública del barrio de Belgrano.
Ayer, los ministros del gobierno nacional acusaron a Macri de "no hacerse cargo" de los problemas de la ciudad de Buenos Aires. Y desde el la Ciudad respondieron que lo exigido por los vecinos del asentamiento "no corresponde", al considerarlo un "capricho" y argumentar que se trata de "un servicio que no se tiene que prestar", mientras que insistieron con que no iban "a responder" a lo que definieron como una "extorsión".
A las 22 de ayer, el corte, que había comenzado poco después de las 10, fue levantado tras el arribo al lugar del flamante Seguridad nacional, Sergio Berni, quien dialogó con los líderes de la protesta y los convenció de liberar la circulación vehicular a cambio de interceder ante el gobierno porteño. El funcionario, mano derecha de Nilda Garré, criticó a la administración macrista y, en sintonía con otros funcionarios nacionales, acusó al gobierno porteño de "no hacerse cargo" de la situación.

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