Argentina derrotó a Brasil por 82 a 77 y ya piensa en las semifinales olímpicas.
El comienzo del partido no planteó
otra cosa que un golpe por golpe. Un juego esperado entre dos equipos
con similares características y caras conocidas en los bancos (Lamas y
Rubén Magnano), no podía presentarse como otra cosa. Los duelos,
especiales. El más fuerte, en la pintura, con Luis Scola, Andrés Nocioni
y Juan Gutiérrez con Tiago Splitter, Nené y Anderson Varejao.
Pero
en el arranque, la clave del juego estuvo en las manos de Marcelinho
Huertas, el base brasileño y en la puntería de Carlos Delfino. Por
ellos, y por Scola del lado argentino, el partido llegó equilibrado al
final del primer cuarto. Brasil se fue al descanso ganando por 26-23.
El
segundo iba a ser muy similar. Huertas volvió a ser fundamental en
Brasil y en Argentina, Scola, que tuvo que salir por faltas, estuvo bien
reemplazado por Juan Gutiérrez, en su pelea con Nené y Splitter. Pero
la defensa del equipo de Lamas ajustó sus piezas y fue fundamental para
poder pasar al frente. En los diez minutos del cuarto, con los triples
de Delfino a la cabeza, el seleccionado clavó un parcial de 23-14 para
irse al descanso arriba 46-40.
El primero en perder la paciencia
fue Brasil. Argentina se mantuvo como un relojito en el arranque del
tercer cuarto y pese a haber anotado un solo punto en dos minutos,
encadenó una seguidilla que lo distanció en el marcador. Nocioni metió
de tres, bloqueó a Splitter en una jugada clave y los de Lamas tuvieron
un despegue fundamental.
Otra vez Scola tuvo que salir por faltas y
Juan Gutiérrez quedó con el Chapu para seguir con la pelea. Y en la
defensa estuvo nuevamente la clave. La falencia de la marca a Huertas,
el hombre clave de Brasil se resolvió y otra vez Argentina le permitió
apenas 14 puntos al equipo rival. Por eso, al final del parcial la
ventaja, que fue de 15 en un momento, terminó siendo de 10 (64-54).
Lo
que parecía ser una victoria cómoda, terminó en sufrimiento. Argentina
no pudo cerrarlo en el arranque del cuarto y Brasil se vino con base en
una defensa fuerte y la efectividad que no había podido alcanzar en el
resto del partido. Manu sacó la cara por el equipo y Scola luchó cada
una de las pelotas que cayeron en la pintura. Y la tranquilidad iba a
llegar en el final. Prigioni, Delfino, el Luifa y Ginóbili fueron a la
línea y allí consiguieron los puntos para festejar. Fue 82-77. Ahora se
vienen dos chances de medalla. Más historia para esta fenomenal
Generación Dorada.
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