domingo, 11 de marzo de 2012

¿Hasta cuando hay que soportar la violencia en el fútbol?

Otra vez la violencia, y van...
Más allá del desahogo final por el empate sobre la hora que logró Sebastián Pena ante Atlanta, el clásico rival, la hinchada local no pudo con su genio y desató un verdadero caos en San Martín.
Quien se llevó la peor parte fue el dirigente de Atlanta, Marcelo Santoro, quien si bien fue internado fuera de peligro en el hospital Belgrano perdió el conocimiento por los golpes que recibió. "Vinieron a atacarnos, saltaron un muro de un metro y medio y nos atacaron", contó Néstor Straimel, Secretario de prensa del club de Villa Crespo, quien agregó que el plantel dirigido por Carlos Roldán debió esperar dos horas para abandonar el estadio.
Al primero que los hinchas de Chacarita fueron a buscar fue al juez, Fernando Rapallini, quien le había anulado dos goles al Funebrero y en el túnel intentaron golpearlo. Los desmanes siguieron fuera del estadio con el enfrentamiento a los tiros entre la policía y los barras. Hubo gases lacrimógenos, disparos y volaron piedras y todo tipo de objeto contundente. También hubo dos patrulleros prendidos fuego. 
El presidente de Chacarita, Osvaldo Lobato, declaró que "hay mucha gente lastimada con balas de goma". Lobato -inexplicablemente- le adjudicó lo sucedido a "la gente de Atlanta que empezó a provocar con gestos".
Por su parte, Fernando Gómez, secretario deportivo de Atlanta, contó: "Yo creo que esto estaba premeditado", responsabilizó a la policía y a Chacarita por los incidentes y señaló que "es imposible que no le hayan liberado la zona, porque entraron en la cancha con muchísima tranquilidad".
Sin lugar a dudas la AFA deberá, de una vez por todas, tomar cartas en el asunto y sancionar con una medida ejemplar y drástica a Chacarita y a sus dirigentes, quienes apañaron todo lo sucedido y de una vez por todas terminar con esta barbarie de no más de 100 personas que hicieron de un partido de fútbol una verdadera batalla campal, que no terminó con muertos porque Dios fue grande.

 

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